domingo, 19 de febrero de 2012

CICATRICES

Ha pasado una semana. Después del asalto que sufrió mi hermana y por el momento sigue en recuperación y esperamos que todo salga bien. Y que muy pronto ella pueda volver a recuperar la movilidad de sus dedos. Sin embargo todavía seguimos con miedo de salir a la calle, como podemos olvidarnos del terror que todo esto nos provoco. Y las autoridades no quieren ver lo que esta pasando en nuestra sociedad. Siguen sin hacer nada, me sorprende la respuesta de la señorita que atiende en la delegación solo dijo que no podía mandar una patrulla las 24 horas del día a fuera de mí casa para que nos estuviera cuidando.
Yo no pedía que se pararan afuera todo el día, lo único que fuimos a pedir y que creo que nos merecemos es un poco de vigilancia para que los delincuentes no se vuelvan a parar  por aquí y si a lo mejor vuelven a venir los puedan agarrar y  meter a la cárcel. Pero para que me hago falsas esperanzas si ellos nunca van a hacer nada. Quizás también tengan miedo y es por eso que se quedan de brazos cruzados. Y me pregunto cuando será el día que podamos salir tranquilos, sin temor a que algo malo nos pase o a que pase un carro y trate de subirnos a la fuerza.
No entiendo como tanta felicidad puede ser arruinada por personas que no tienen nada que ver con nosotros, por personas que nunca habíamos visto y que a lo mejor nuca volveremos a ver. Y que llegan de forma tan repentina en un cerrar y abrir de ojos, y que al final de cuentas te dejan marcado de por vida. Por que eso fue lo que le paso a mi hermana le van a quitar los puntos de los dedos pero las cicatrices que le queden en sus dedos le van a recordar todos días  lo malos que son las personas y que pueden hacer cosas horribles para conseguir dinero.
Me pregunto si ellos no tendrán remordimiento de consciencia y si por las noches ellos pueden dormir tranquilos al hacerle daño a la gente que al igual que ellos respiran, lloran, aman, odian y sienten. Como es posible que no tengan piedad de  nadie. La mayoría trabaja para poder comprarse algo y los malditos rateros cuando se le pega su gana llegan y te lo arrebatan de una forma tan cruel que hasta te pueden matar y aun así no sentir nada o quizá sientan placer.


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